El Cuarto Real de Santo Domingo
El hoy llamado Cuarto Real de Santo Domingo en Granada formaba parte de la Yannat al-Manyara al-Kubra, Huerta Grande de la Almanjarra, propiedad real nazarí, al parecer en el siglo XV perteneció a la reina Aixa, mujer de Muley Hacén y madre de Boabdil. Se trata de una qubba (alcoba) almohade dentro de una torre. Emilio Lafuente Alcántara cita en su libro Inscripciones Árabes de Granada, 1860, que se contaba que aquí acudían los reyes granadinos durante el Ramadán para cumplir en el retiro y el silencio con los ayunos y oraciones prescritas para esta época del año. Afirmación que parecen confirmar las inscripciones que se encuentran en el interior de la qubba.
Algunas investigaciones niegan esta idea, afirmando que nunca fue residencia real, hipótesis que mantuvo en desacuerdo con los árabistas del siglo XIX D. Rafael Contreras. Pero lo cierto es que se edificó en terrenos pertenecientes al estado finales del siglo XIII, seguramente por mandato real. Otros estudios revelan que en este complejo residió el visir granadino Abu ‘Abd Allah Ibn al-Hakim al-Rundi, lugar que fue denominado como Palacios Hakamíes por Ibn al-Jatib.
James Cavanah Murphy, Las Antigüedades árabes de España. La Alhambra (1813-1816).
Joseph Lavallée y Adolphe Guéroult: "Espagne", Paris, 1844.
Tenemos idea de lo que fue esta construcción gracias a unas pocas referencias gráficas del siglo XIX, en los que aparece claramente la existencia de un pórtico con dobles columnas delante de la qubba. Es curioso que los dos grabados del alzado están erróneamente titulados como «Pórtico del Generalife».
Joseph-Philibert Girault de Prangey (1836-1839).
Arco de entrada a la Qubba. © GRANADATUR. Ayuntamiento de Granada.
El Cuarto Real es una edificación más antigua que la mayor parte de los palacios y jardines conservados en la Alhambra, de la que seguramente sería arquitectónicamente precursora. En 1859, se le concede a Emilio Pérez del Pulgar y Blake licencia para construir un palacete adosado a la Qubba que sería parte de su residencia, dicha construcción provocó la pérdida de un pórtico de cinco arcos que precedía al edificio junto con la alberca y el antiguo jardín que quedaron enterrados. En esa época estaba muy de moda el gusto por lo árabe y muchas residencias de la burguesía disponían de su exótico cuarto moro.
Emilio Pérez del Pulgar era descendiente de Hernán Pérez del Pulgar y García Osorio, capitán del ejercito castellano famoso por sus hazañas y su lema: Quebrar y no doblar. Una de estas «azañas» fue el intento de incendio de la Mezquita mayor de Granada el 20 de diciembre de 1490, deseo incumplido del que quedó la evidencia de un puñal con un pergamino con el Ave María y la frase «Sed testigos de la toma de posesión que realizo en nombre de los reyes y del compromiso que contraigo de venir a rescatar a la Virgen María a quien dejo prisionera entre los infieles» en las puertas de la Mezquita y el incendio en la Alcaicería que provocó antes de huir al campamento real de Santa Fe. Quizás ambos personajes no tuvieran en común el gusto por lo árabe, pero sí nos queda constancia de sus improntas, Emilio construyó el primer Teatro Isabel la Católica de Granada por un enfado tras serle denegada la renovación del palco que tenía reservado en el Teatro Cervantes.
Manuel Torres Molina, años 30, siglo XX
Inscripciones
A la entrada de la Qubba se encuentran dos paneles con inscripciones cúficas y cursivas con el inicio de las Suras Al-Ijlas y Al-Fath. Me parece curioso que la inscripción se haya partido a mitad de una palabra, ignoro el motivo pero quizás se pudiera haber compuesto sin este aparente error.
سورة الإخلاص
قُلْ هُوَ اللَّهُ أَحَدٌ
Sura Al-Ijlas
Di: «Él es Dios, uno.
سورة الفتح
إِنَّا فَتَحْنَا لَكَ فَتْحًا مُبِينًا
لِيَغْفِرَ لَكَ اللَّهُ مَا تَقَدَّمَ مِنْ ذَنْبِكَ وَمَا تَأَخَّرَ وَيُتِمَّ نِعْمَتَهُ عَلَيْكَ وَيَهْدِيَكَ صِرَاطًا مُسْتَقِيمًا
وَيَنْصُرَكَ اللَّهُ نَصْرًا عَزِيزًا
هُوَ الَّذِي أَنْزَلَ السَّكِينَةَ فِي قُلُوبِ الْمُؤْمِنِينَ
Sura Al-Fath
Te hemos abierto una puerta manifiesta para que te perdone Dios tus faltas antiguas y modernas; para que te conceda su cumplida gracia; para que te dirija por el camino recto, y te ampare con su poderoso auxilio. Él es el que hizo bajar la paz a los corazones de los muslimes.
(Traducción de Emilio Lafuente Alcántara)
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